Centro Comercial [Ángela]

Era uno de esos días en los que amaneces pensando en que, para tu salud mental y física, debes hacer algo nuevo, temí bastante el no toparme con algo que hacer, era un sábado libre, debía encontrar algo que ayudase a que el tiempo transcurriese- y no con la lentitud a la que transcurría normalmente.

Luego de pasar buen rato calificando mis opciones, descubrí que eran pocas, ya que era nueva en Forks y no sabía mucho de diversión allí, normalmente me gustaba mantenerme al tanto y preguntar por lugares a los cuales, en mis tiempos libres, pudiese visitar, pero dado a que Charlie la mayor parte del tiempo se las pasaba fuera creí que tal vez debía a acudir a alguien, a pesar de él, que supiese un poco mas de Forks que yo.

Telefoneé a Ángela, quien siempre tenía una idea de que hacer, supuse no estaría ocupada ya que habíamos hablado el día anterior en el instituto y ella no había mencionado el estarlo.

Y así fue, ella aceptó dar un paseo por Forks y encontrar algo que hacer, sospeché que tenía alguna idea de a donde ir pero no lo mencionó por teléfono así que no insistí y esperé a que me lo comentase luego.

Le pasé a buscar a su casa a la hora que ambas habíamos indicado, debido a que quedaba algo lejos debí ir en auto y esperé que aquello no le molestase, ya era consiente de que a muchos les hacía gracia mi medio de transporte, claro que no me importaba la opinión de los demás, no, pero eso me sacaba puntos al ser nueva.

Luego de unas horas en las que ella, alegremente, me indicaba la dirección a un supuesto centro comercial dimos con este y pudimos comenzar con nuestro, largo, pero entretenido paseo por él.

Aquella tarde, y como cada sábado, un hermoso día en que descansaba de mis hermanos pues ambos iban a sus clases de fútbol en Port Ángeles, y mis padres los acompañaban, así que en resumen, los sábados siempre eran días de inmensa tranquilidad, en los que podía quizás escuchar música a todo lo que daba, o bailar sin problemas ni vergüenza por la casa, cosas que no hacía acompañada.

De pronto, mi celular comenzó a sonar, y sin ver de quien se trataba, contesté. ERa Bella...¡ella siempre quiero algo que hacer!. Sonreí, yo también quería algo que hacer, y quizás por eso nos llevábamos tan bien.

Quedamos en que me pasaría a recojer más tarde, y así lo hizo. De vez en cuando me arropaba más y más con el abrigo, mientras le comentaba lo que había hecho la noche anterior con mis hermanos. Al parecer a ella le gustaban mucho esas historias.

En cuanto atravesamos las puertas del centro comercial, la tomé del brazo animada para indicarle todos los lugares a simple vista.

-Y al doblar por ese pasillo, hay una tienda de disfracez magnífica. Con los diablos siempre hacemos tardes de "teatro" con los disgraces.- comenté sonriendo.

El centro comercial era bastante espacioso, o así parecía desde allí afuera y eso me alegró, tendríamos ambas tiempo a nuestras anchas para pasear. Ingresamos luego de un grupo de jóvenes, podía apostar a que comprarían bebidas para una fiesta, todos tenían pinta de estar deseando de alcohol y música, y quizá muchas cosas más, no eran necesarias de nombrar.

Ángela entrelazó su brazo con el mío y agradecí a esto ya que normalmente no se me daban muy bien los pisos resbaladizos de las tiendas y menos viniendo de un aparcamiento que hacía minutos atrás había sido azotado por la lluvia.

Reí levemente cuando ella contó de sus hermanos y los disfraces, decidí que no me perdería de nada allí – No estaría mal darle una mirada a los disfraces. – añadí sonriéndole y desvié la vista hacia el camino entre la gente.

Noté la sonrisa y el interés cuando le mostré la tienda de disfraces, después de todo, era muy agradable y divertido entrar en ella y probarse disfraces.

La arrastré contenta hasta el pasillo que le había enseñado, para luego entrar campantes a la tienda que le había enseñado -Para el halloween pasado, me disfracé de campanita, la hada de Peter Pan- le dije con una sonrisa.

-En el instuto de Forks, acostumbramos hacer un baile en esa fecha.- le expliqué mientras nos adentrábamos en la tienda, pasando entre las estanterías que mostraban antifaces, gorros, pelucas, y miles de otros artículos. ME detuve a mirar uno en particular y sonreí.

Tomé unos comlillos que habían encima de una estantería, y me los puse poniendo cara de loca a Bella -¿Cómo me veo, eh?- pregunté gruñéndole mientras tomaba otro y se lo tendía para que se lo probara.

-Sangre...quiero saaaaangreeeee...-

Nos acercamos a la tienda que ella mencionaba, la tienda de disfraces y antes de entrar pude ver muchos maniquíes en las vidrieras con trajes de pirata, hada mágica, hombre lobo y hasta vampiro, nos paseamos dentro por muchos pasillos observando los accesorios para los disfraces, desde pelucas, juguetes de mano, hasta mascaras, de todo.

Me detuve al igual que ella para husmear entre las estanterías los accesorios, sonreí a Ángela – No tendría el coraje para disfrazarme de algo. – admití encogiéndome de hombros y me preocupé al escuchar de la fiesta de Halloween en el Instituto, ya tendría que inventarme alguna para no ir – Que bien. – comenté distraídamente mientras observaba unos maquillajes para convertirse en un esplendido zombie, dejé a un lado ese maquillaje y le miré, fue justo cuando ella me lanzó unos colmillos de juguete, reí al verle con estos puestos – Ya tienes un nuevo disfraz para este año. – le animé riendo por su gesto y desvié la vista hacia los colmillos en mis manos, jugueteé con ellos hasta que decidí colocármelos, eran adaptables y agradecí que lo fueran, sería hasta capaz de atragantarme con uno de esos - Vampiresas, esplendidas y con vida eterna. – bromeé sonriendo, no pude evitar verle el lado divertido de vivir para siempre, pero sabía que ello no sucedería, cosas así pasaban solo en las películas.

"No tendría el coraje para disfrazarme de algo."

Dejé de pedir sangre, y la miré por unos segundos -¿Eso que acabo de notar es una autoestima más baja que mi nivel de sociabilidad?- pregunté con una media sonrisa. Esperé que ella terminara de hablar.

Posé una mano en su hombro y negué con la cabeza -Yo no tenía el coraje para salir a la calle y que todo el mundo me mirara...y ya me ves, creo que no lo hago tan mal- comencé lentamente -No sé bien quien eres, pero estoy segura que el coraje es lo menos que te falta. Yo no lo tendría para cambiarme de acá, y tu si lo hiciste a este pueblo, y te has adaptado muy bien- finalicé segura.

Luego, la tomé del brazo, y la arrastré hasta un espejo para que se mirara -Fíjate...eres una genial vampira, ni el agua bendita podría contigo.- comenté divertida.

Ladeé la cabeza hacia los costados ante su comentario de mi autoestima, no estaba segura de responder un si o un no, pero si de algo estaba segura era que muchas veces lograba tirarme abajo con facilidad.

No sé bien quien eres, pero estoy segura que el coraje es lo menos que te falta.

Se sorprendería de saber cuanta gente, sin importar cuan cerca estuviesen de mi, realmente no me conocía, hasta a veces aseguraba no conocerme a mi misma, pero eso muy pocas veces y cuando me tomaba ante el espejo de malos humores.

Sonreí cuando me arrastró hasta el espejo y alcé la vista para verme allí, pálida y con los labios extremadamente pronunciados en color, seguramente sería por el frío que cernía en Forks haría que mis labios se viesen mas llamativos de lo normal, reí y negué con la cabeza ante su comentario – Creo que…¡tengo el poder de verme en espejos! – bromeé ya que, si contábamos con la realidad de los vampiros, si fuese una vampira no podría verme reflejada allí, me observé por unos segundos, mi palidez ayudaba pero era extraño ver mis colmillos pronunciados, desvié la vista hacia Ángela a mi lado – A ti te quedan bien, seguro ya puedes salir y beber un poco de sangre por ahí. – reí, a ella, viéndole su sonrisa, le quedaban súper los colmillos adaptables, yo sentía cierta resistencia o sería la incomodidad que haría que me molestasen un tanto.

Ella parecía aún estar con aquellos pensamientos. Suspiré. Si bien a mi me había costado años poder llegar a tener algo llamado autoestima, y que quizás no era tan alta como debía ser lo normal, yo trataba de que eso no pasara con los que me rodeaban.

Reí frente a su comentario en cuanto se vio al espejo. Sonreí divertida y moví la cabeza, haciendo que mis cabellos se movieran con el movimiento creado por ella-Y el mío, ¡es que tengo cabello de acero!- exclamé mostrando los dientes, tratando de ser feroz, pero estaba segura que el calificativo feroz sería el último en describir ese momento.

Me dijo que me quedaban bien los colmillos, y que ya estaba lista para salir a beber sangre. Reí junto a ella -Sólo esperemos que no se rompan cuando trate de morder a alguien- dije tomando otros colmillos en mi manos, y enseñándole el plástico del que estaban hechos.

-Aunque no lo creas, a ti también se te ven bien. La esposa del mismo drácula te envidiaría- comenté divertida mientras tomaba una corona que había en la parte alta -Miss Vampire...- anuncié colocándosela en la cabeza. Reí.

Ahora podía asegurar que si mis planes eran pasarla bien y divertirme debía de concurrir a Ángela, era uno de los pocos días que llevaba en Forks que reía con naturalidad, generalmente en casa no reía ya que Charlie se tomaba a cuestas nuestra relación padre/hija y teníamos conversaciones cortas de palabras, el hablar poco era algo que había heredado de él. En el Instituto no reía para nada, probablemente solo cuando Mike comenzaba con sus malos chistes – muy malos. O cuando Ángela se le daba por bromear, como ahora.

Negué con la cabeza ante su comentario de los dientes – Seguro son duraderos, si no, tendremos que quejarnos con el vendedor. – reí y tomé otros colmillos en la mano, eran de plástico pero no del que se puede clasificar como poco duradero, le sonreí sin poder evitarlo al ver que me colocaba una corona – Tendré problemas luego con la esposa de Dracula. – suspiré fingiendo estar frustrada por ello y luego negué con la cabeza viéndole – Esto de los mitos no nos viene bien ¿cierto? – era poca la creencia que tenía de mitos y leyendas y verme a mi

-No te preocupes por la debilucha de la esposa de drácula, mi cabllo extra fuerte y yo te defenderemos- le dije poniéndome una mano el la cintura y otra al aire, al estilo Superman.

Solté una carcajada luego de que dijera lo último y me encogí de hombros -Yo creo que si Drácula existiera, ahoa mismo vendría a matarme por comortarme así de "vampírica"- le dije sonriente, queriendo decir que em mataría porque me mofaba de aquel mito de los vampiros.

-De igual forma...- tomé dos colmillos más -Nos llevaremos estos paa entretenernos en el instituto, y les llevaré un par a mis hermanos- dije mostrándole los colmillos.

Me quité los dientes y luego la corona, a esta la dejé sobre el estante pero los dientes me los llevaría, ya que, los había usado y quería llevármelos, era capricho.

-Dracula se vengará de nosotras. – bromee riendo por lo bajo y luego asentí cuando dijo que llevaría un par a sus hermanos – Les encantará. – comenté, aunque no estuviese del todo segura de ello, supuse les gustarían esos dientes ya que ella mencionó haber tenido juegos con disfraces en compañía de ellos.

- ¿En el instituto? – repetí, me imaginé a las dos usando colmillos como esos, sería un golpe bajo.

Bella se quitó la corona y la dejó encima, pero cuando se quitó los colmillos se quedó con ellos en las manos. Al parecer, quería comprarlos.

Reí cuando siguió mi broma sobre Drácula; Nunca nadie me acompañaba en ellas, y eso era quizás porque no solía hablar con casi nadie. Pero con Bella era distinto. Cada vez más y más me gustaba estar con ella. Era alguien muy agradable -Pufff...Drácula está tan viejo, que hasta la profesora de historia se vería con más vida que él- dije riendo, pues la profesora de historia, parecía caer muerta cada vez que daba un paso.

Le quité los colmillos que tenía ella en las manos, y le sonreí asintiendo con la cabeza frente a su pregunta -Si, a ver si de una vez por todas, Mike deja de hacer sus bromas tontas luego del sustito que estas vampirezas le pegarán- dije animada.

-Yo pago- anuncié sonriéndole.

Reí recordando a la profesora de Historia, no eran pocas las veces que creí que se caería al piso desmayada, recordaba con claridad su tez pálida y su piel consumida por la vejez. Dracula sería más viejo que ella, pero conservaría al menos su belleza inmortal.

Luego escuché a su respuesta sobre el Instituto, la idea de asustar a Mike no se me daba bien, no era buena para cosas así, como ser espontanea y pegar buenos sustos, mas bien siempre los sustos me los llevaba yo – Seguro nunca más nos molestará. – aseguré sonriéndole y vi como me quitaba de las manos los colmillos.

-No, en serio Ángela, tengo dinero, no te preocupes. – me quejé cuando vi sus intenciones de pagarmelos.

Bella dijo que de seguro, Mike ya no nos molestaría más. Reí -Si eso fuera posible, creéme que el mundo sería mejor.- comenté riendo junto a ella también.

Le guiñé un ojo cuando se quejó de que le comprara los colmillos, pero yo ya había saco mi cartera y estaba pagando los cuatro colmillos -Tenemos muchas cosas que ver aún, no te preocupes.- le respondí tranquilamente.

La vendedora puso los colmillos en una bolsa que recitaba el nombre de la tienda, y nos la entregó sonriente.

-¿Compraremos capas y escobas?- pregunté a mi amiga, mientra tomaba la bolsa, pero em di centa de mi error -Espera, las escobas son para brujas, y además, la mía la dejé estacionada en casa.- bromeé divertida.

Un mundo mejor…

Pronto recordé la cantidad de comerciales por las calles y la televisión, de esos comerciales que ayudan a restablecer la poca naturaleza que queda. Nunca me ponía a pensar en esas cosas, pero quizá si fuese todo alarmante, y en el fondo sabía que todo aquello era alarmante.

Vacilé pero finalmente me mantuve en silencio y le sonreí ampliamente cuando le vi entregarle el dinero a la cajera, quien nos entregó los colmillos dentro de una llamativa bolsa.

Recorrí con la vista las demás tiendas y me volví hacia Ángela, reí – Eso es para brujas, ellas no son como nosotras, necesitamos cosas de muertos vivientes pero que no se descomponen. – le recordé suponiendo que todo lo que compráramos sería entorno a vampiros - ¿Crees que unas capas nos vendrían bien? – agregué luego, apostaba a que habrían capas por allí.

No podía dejar de reír, la verdad me sentía muy bien en compañía de Bella, muy tranquila y en confianza. Era muy agradable estar en compañía de ella.

Ella rió con mi error, y yo simplemente me encogí de hombros -Es la emoción la que me pone así.- comenté con una sonrisa divertida. De inmediato, pensé que entnces, siempre tenía emoción, porqque yo siempre era así. Reí nuevamente -Muertos vivientes que no se decomponen...menos mal, no quería oler a pescado podrido- agregué sonriendo.

Me acequé a ella que miraba las estanterías, y cuando dijo aquello, asentí enérgicamente -Seremos la envidia del instituto sin encontramos capas...- le dije buscando algunas con la mirada.

De repente, me paré en seco y la miré seriamente -Bella, ¿te gusta el ketchup?- quise saber.

Sonreí al igual que ella, ¿quién querría apestar a pescado? arrugué la nariz al recordar el nauseabundo olor a peces.

Seguro que si me ponía a pensar en peces caería como cubeta al piso y eso me vendría mal, no estaba para descomponerme de una allí, continué mirando por las estanterías algo interesante y desvié la vista hacia ella en cuanto me preguntó por el kétchup, asentí luego de unos segundos de pensar – Si, me gusta. – agregué a mi gesto. Desvié la vista nuevamente hacia mis manos que se sumergían entre pequeñas arañas de plástico, solo la sensación de compartir tacto con esos animales, aunque fuesen de plástico, me espantó y alejé las manos de un golpe con un grito ahogado. Reí levemente al mirar de nuevo a Ángela y para reparar mi torpe susto pregunté: - ¿No estas pensando en aparecer así en el instituto, verdad? – por un momento no pude dejar de preocuparme de que por la mente de Ángela si corría el hecho de disfrazarse de vampira.

Bella respondió que si le gustaba el ketchup, y sonreí asintiendo con la cabeza en cuanto me lo dijo, mientras la miraba -Entonces, eso nos servirá de...- le decía divertida, hasta que noté como al acercar sus manos a unas arañas de plástico, se alejó rápidamente y con un gesto que tenía un dejo de terror.

-Las arañitas no tan tan malas. Peor las culebras.- le comenté sintiendo un terrible escalofrío recorriendo mi espalda; Los animales, y hasta los bichos los pasaba, pero no así las culebras. Las odiaba.

Mi amiga me miró y comenzó a reír, volviendo al tema de nuestro disfraz -Pues...sólo con los colmillos y un poco de ketchup alrededor de la boca. Las capas las podemos usar más en la intimidad.- le respondí tranquilamente, aunque la verdad, no estaba segura de que pudiera hacer eso en el instutito debido a la poca personalidad que tenía.

Continué con mi espanto que me recorría y que Ángela me recordara a unas víboras no ayudó en nada más que sacudirme nuevamente en un asqueroso escalofrío. Reí por mi reacción, no dudaba que una culebra sería peor que una araña pero era el mismo nivel de asco que les sentía a ambas – Culebras…o arañas… - suspiré.

Luego recompuse mi rostro seriamente escuchando lo que decía, asentí comprendiendo – Si, pero asegurémonos de que no halla nadie a pesar de Mike en el lugar, no quiero pasar un problemón social. – reí, si de algo nos vendría mal sería ser la burla social del Instituto. Desvié la vista hacia las estanterías en busca de unas capas o demás que nos ayudara con el disfraz.

Me di cuenta de inmediato, que hablar de culebras no había ayudado en nada a Bella. Le sonreí apenada -Lo siento, nunca sé cuando callarme.- me disculpé sinceramente. Si que hablaba mucho cuando ya entraba en confianza, quizás todo lo que no hablaba cuando no me sentía cómoda, y eso eran muchas ocasiones.

Bella me pidió que lo hiciéramos sólo frente a Mike, y asentí de inmediato a aquel comentario -Completamente de acuerdo, no quiero que me lleven a la psicóloga del instituto por parecer olca- respondí aliviada de que ella, al parecer no era tan distinta a mi.

Giramos en el pasillo, y fue cuando vi algo que hacía perfecto complento a nuestro atuendo. Sonreí acercándome hasta el lugar que acaba de divisar, lleno de capas negras con un cuello realmente deslumbrante. Era grande y espacioso, forrado en una tela roja muy brillante, mientras que lo deás de la capa, era negra, de satín.

Tomé una, y me la puse sobre los hombros girandome hacia Bella justo después de ponerme lmis colmillos, y di un saltito -¡Buuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!-

Estuve satisfecha de que Ángela creyese lo mismo que yo, sería mi peor pesadilla ser una burla social ya que bastante me costaba mantenerme al margen de ser no vista o no presenciada en lo absoluto, quizá ahí exageraba un tanto pero no me gustaba ser el foco de atención, todo me iba mal cuando eso sucedía.

Caminamos por el amplio pasillo pero no hubo nada interesante para ambas, creíamos que lo único necesario para un traje completo de pies a cabeza serían las capas, llegamos a la esquina de ese pasillo donde tuvimos que dar la vuelta pero en ese momento algo atrajo mi atención, era una estantería donde no habían más insectos de plástico, ¡eso si era desagradable!

Había toda clase de arácnidos, e insectos coloridos e inexistentes, me giré hacia Ángela para hacerle noticia de aquello pero justo cuando me daba la vuelta algo pronunció un ''Buuu'' que me hizo paralizarme del susto, estaba traumada por los insectos de plástico que creí que quizá ella planearía una broma con uno de esos pero en cambio ella llevaba una capa sobre sí, cuando superé la sorpresa sonreí ampliamente - ¡Las encontraste! – le apremié riendo.

Observé la prefectura de la capa, en tamaño y el olor particular a la tela sin estrenar, perfecto disfraz.

Movía mis manos como si fuera a asustarla de alguna forma, y estaba segura de que eso no pasaría, pero al ver su rostro, me di cuenta de que por alguna extraña razón, eso si haía pasado.

Fruncí el ceño por aquello, y analicé con la mirada el lugar, hasta que di con el presunto origen de que si la había asustado: El lugar estaba lleno de insectos de goma de vivos colores, que de seguro, a mi amiga no le habían hecho ninguna gracia. La omté del brazo y la acerqué más al lugar de las capas para que no siguiera mirando eso que no le agradaba -No mires eso, ven.- dije levándola hasta el perchero con las capas.

Sonreí alegremente y tomé una -El color me llamó hasta ellas.- anuncié quitándome los colmillos, guardándolos en la bolsa. Le entregué la capa -¡Pruébatela!, ¡así seremos las condesas de Forks!.- alenté divertida.

Ángela me conocía y sabía muy bien que no me asustaba por nada, pero era extraño que me asustase en una tienda por insectos de plástico así que traté de recomponerme y actuar normal. Es más, me convencí de que eran solo insectos de juguete y que no se moverían de allí.

Me arrastró hasta la parte de las capas y observé seriamente cada una de ellas, habían diferentes tamaños y unas a lo lejos que eran de magos con estrellas llamativas de color amarillo, volví la vista concentrándome en las de vampiros y le sonreí a mi acompañante – Hecho, me la pruebo – respondí mientras que sujetaba la que ella me entregaba, me la coloqué encima y me preparé para ver un borde de la tela desbordar en mis pies pero no, estaba adecuada a mi altura, alcé la vista divertida – Somos las condesas de Forks. – anuncié finalmente. Ahora me era imposible creer que había pensado que pasaría la tarde encerrada y aburrida, la estaba pasando de maravilla.

Seguí la mirada de Bella, y noté que se fijaba en las demás capas que habían allí, pero a decir verdad, las más bonitas y eran las de vampiros -¿Ves que acá podemos ser lo que queremos ser?- comenté alegremente mientras esperaba que se pusiera la capa.

Ella se la colocó sobre los hobros, y la verdad le quedó perfectmente bien. Sonreí -Creo que estas capas tenían nuestros nombres- dije riendo mientras me miraba al espejo que estaba frente a nosotras.

Bella continuó mi comentario, sobre que ahora, éramos las condesas de Forks. Asentí enérgicamente -Seremos las más temidas...imagínate con el ketchup- dije riendo. Teníamos que comprar esas capas, no había de otra.

¿Podremos ser lo que queremos ser?

Seguramente se refería al hecho de que pudieramos estar sin miradas indiscretas y haciando cosas que a ambas nos gustasen, pero por un momento creí que aquello se trata de el tema ''vampiros'' y yo nunca había mencionado que me gustaría ser una de esas. Me imaginé a mi misma siendo una vampira, la típica imagen de una joven muy pálida que no puede morir nunca y que ha perdido su rumbo en el mundo por falta de un alma.

-Quedará genial - respondí, me sorprendí de que hubiese podido escuchar su voz por detras a mis pensamientos, era dificil mantenerme al tanto de todo.

Me quité la capa de los hombros y deslicé mis dedos por la resbalosa tela.