Una tarde de lluvia...

La tarde estaba especialmente puesta y hecha para mi; La lluvia caía fina y exquisita sobre el piso del parque, mi lugar preferido luego del bosque; El ambiente creado por aquel húmedo momento era el que más gustaba en el mundo. El sonido de las gotas de agua golpeteando el suelo, el aroma indescriptible de la tierra húmeda junto con el de las plantas, y por supuesto, la temperatura nunca tan fría, ni tan calurosa; Era un momento único, de eso estaba segura.

Sólo mi sombrero y mi reproductor de música me acompañaban en esos momentos, pues la lluvia no era algo que llamara a mucha gente. Pero para mi, eso era perfecto. Era de las pocas veces que me sentía en confianza, me sentía en mi hábitat.

Balanceé las piernas al son de la música que escuchaba justo en esos momentos, dirigiendo la mirada hacia el cielo, dejando que la lluvia mojara mi rostro aún seco debido al sombrero que me cubría. Definitivamente, no había nada mejor.

Había una figura parada a la mitad de la lluvia, parecía no tener intención de moverse ni siquiera un poco. Emmett salió a cazar pero la lluvia hacía que los animales se ocultaran en lo profundo de sus madrigueras, eso y además su hermana no quiso acompañarlo; así que bajó al pueblo para ver si conseguía una película para entretenerse con ella. De paso compró una sombrilla en aras de la normalidad.

Se acercó a la chica que estaba ahí sin importarle. La reconoció, se trataba de su su tutora. Se acercó un poco más a ella y la cubrió con la sombrilla. Le tocó el hombro, aunque de seguro con lo primero supo que estaba detrás de ella.

-Es malo para los oídos mojarse con los audífonos -le dijo.

Eso se lo escuchó a Carlisle una vez.

No podía ser más perfecto: La música, el aroma, el cilma...todo estaba hecho para mi aquel día, y a cada gota que caía en mi rostro, amaba más y más vivir en Forks.

Di un respingo, en cuanto la lluvia dejó de caer en mi rostro, pero no tanto como cuando sentí que alguien tocaba mi hombro, y luego me daba una recomendación. Me giré posando una sonrisa en mi rostro, reconocí esa voz.

-No...lo sabía.- respondí quitándome uno de los audífonos, a pesar de que el volumen no era lo sufucientemente alto como para no oírle, pero no era de buena educación estar hablando así.

Levanté la mirada hasta la sombrilla, y luego me miré -¿Di demasiada pena al pensar que podría agarrarme una neumonía?- pregunté encogiéndome de hombros, sin quitar aquella sonrisa.

Se quitó uno de los audífonos para escucharle a la perfección. Dijo que no sabía que eso pasaba, pero a él le dio lo mismo si o no, había servido como excusa para acercarse.

-Ah no -contestó Emmett -más bien diste mucha curiosidad, y el hecho de que nadie corriera antes a cubrirte.

Pensó que los lugareños eran más amables en ese aspecto.

-¿Quieres quedarte bajo la lluvia o podemos ir a otro sitio? -Preguntó.

La lluvia seguía mojándoles los bajos de la ropa, seguro sus zapatos ahora eran más bien un lugar donde el agua se acumulaba.

-Porque entonces sí que vas a pescar algo.

Decidí, que mejor me quitaba ambos audífonos, por lo que apagué la música y guardé el reproductor de música junto con los audífonos en el bolsillo de mi abrigo. Traté de no demorarme tanto en hacer aquello, porque la mirada se me iba por inercia hacia el rostro de mi compañero.

Lo miré algo sorprendida cuando dijo que no le había dado lástima verme en medio de la lluvia sola, si no que curiosidad de que nadie viniera a cubrirme. Volví a sonreírle y negué con la cabeza -No creo que quieran acercarse a una loca bajo la lluvia, y además, la gente no transita mucho por acá en un día así, créeme.- le respondí con simpleza.

De pronto, preguntó si quería quedarme bajo la lluvia o si prefería que nos fuéramos a otro lado. No supe que responderle de inmediato, pues siempre que hacía eso, nunca llegaba alguien a mi lado, y menos alguien…como él. Respiré algo nerviosa -¿Me…acompañarás?- pregunté con suavidad. No me importaba mucho quedarme allí pues era algo que me encantaba, pero lo de ir con él, definitivamente era algo que le daba una muy buena pelea a la lluvia -Digo, no sé…- agregué sin saber por qué. Sonreí tímida, encogiéndome de hombros nuevamente.

-Tienes razón en lo de la gente caminando por la calle, y bueno no sé que tan loca estés... -dijo riendo. No creía que ella fuera una desequilibrada que pensara cosas raras o una psicópata sólo por estar parada en medio de la lluvia. Metí mis dedos entre su cabello y lo sacudí un poco con la intensión de sacarle el exceso de la lluvia.

-Si, claro -dijo encogiéndose de hombros. Sabía que no era normal que socializaran así con otros chicos pero desde que empezaban a salir más, no había una razón específica para ello, se encontraban con más personas y en la necesidad de hablar más. ¿Qué no buscaban parecer más normales? Sabía eso de no buscarse problemas ni ser llamativos. Pero problemas, no tenía él, sabía controlar la sed. Y en cuanto a la normalidad, lo serían más si fueran un poco más sociales.

Ella dudó un poco. Le sonrió con un poco de timidez.

-Tampoco intento obligarte a nada -dijo tras un segundo -sino, pues nos veremos después en el colegio.

Le tendió la sombrilla para que la tomara.

-Ya te mojaste suficiente como para seguir haciéndolo.

No pude evitar reír junto a él frente a su cometario -No hago nada más que morder con msi dientes de juguete.- le dije soriendo con mucha más naturalidad y soltura, hasta que observé que su mano subió hasta mi cabellera y la sacudió un poco de las gotas de agua. Respiré hondo mirándole, y sin poder hacer otra cosa que sonreírle.

Cuando accedió a acompañarme, una sonrisa llena de sorpresa se posó en mis labios. Por alguna razón, esa respuesta era algo que quería escuchar mucho, y además, no me sentía tan cohibida con él. Extraño si...pero agradable.

Él quizás pensó que me había molestado, por lo que negué rápidamente con la cabeza -¡No!, no me estás obligando, de verdad- le respondí con sinceridad -Es sólo...que yo soy un poco, poco tímida...- le expliqué mirando como em tendía con la sombrilla. Volví a negar con la cabeza.

-Me encantaría que me acompañaras, Emmett...- aseguré cálidamente.

No le tuvo que recordar que era un poco tímida, de eso ya se había dado cuenta. Negó la sombrilla que le daba, así que Emmett la volvió a pegar a su cuerpo. Dijo que le encantaría que lo acompañara, sonaba bien la forma en que lo decía.

-Entonces empecemos alejándonos de aquí -dijo indicándole con la cabeza la dirección para ir al centro de Forks.

Dieron unos pasos, hasta que Emmett se dio cuenta de algo. Él era demasiado grande y casi abarcaba toda la sombrilla y dejaba a Ángela en el inconveniente de que se mojara, así que la rodeó con un brazo y la atrajo un poco a él. Procuró no rozarla con las manos para que no se diera cuenta de su temperatura.

-Somos una combinación muy opuesta, tú eres tímida y yo soy demasiado confianzudo -dijo -pero ¿Vas a tomar clases con mi hermana? -en eso quedaron pero quién sabe que tan en serio hayan estado hablando.

Sonreí alegremente -Si claro, vamos.- le dije comenzando a caminar hacia la dirección que había indicado recientemente, y al parecer, esa era el centro de Forks.

Tuve que respirar tan hondo como podía para volver a sentir aire en mis pulmones a causa de lo que Emmett acaba de hacer, pasando su brazo por mis hombros, acercándome a él. Desvié la mirada hasta mirarlo, y le sonreí cálidamente. Me gustaba mucho su compañía, y no me sentía para nada incómoda.

Emmett dijo que éramos una combinación muy opuesta, y luego, preguntósi tomaría esas clases con su hermana. Reí -No lo sé, me haría bien...creo. A mi me gustaría ser más confianzuda, así sría más agradable...o no sé- respondí sinceramente.

Ángela le dedicó una sonrisa mientras seguían caminando. Se detuvieron en la esquina a causa de un semáforo, aunque aún así no paso ningún automóvil que les pudiera hacer daño pero aún así esperaron hasta que cruzaron la acera. La ciudad, a pesar de ser un pequeño poblado, se iluminaba también y había unos cuantos estudiantes por la calle haciendo, más o menos lo mismo que ellos.

-¿Más agradable? ¿Pero tú estás bromeando? -Dijo también muy en serio -para mi ya lo eres bastante, lo de ser confianzuda sólo es para que no huyas -dijo, eso era más bien ya en broma.

Llegaron cerca del centro donde había unas cuantas cafeterías. Emmett vio a unos de los chicos que al parecer eran, de los amigos de Ángela. Los miraron con una sonrisa congelada pero igual él no se detuvo.

-¿A dónde quieres que vayamos? -Le preguntó a ella, por si quería ir a algún lugar -¿Qué ibas a hacer cuándo te encontré?

Era tan agradable la sensación de no sentirse incómoda con alguien a quien conocía hace muy poco, que caminaba sin preocupación alguna, y a pesar que cuando veía que no había tráfico en las calles y cruzaba, esta vez ni siqueira me moví. Estaba bien así, tranquila y no apresurándome como siempre.

El tono que usó para responder a mis comentarios, me dejó muy en claro que decía la verdad, y fue algo que me gustó mucho oír. Le agradaba, y dijo que bastante. Lo que dijo a continuación me hizo reír nuevamente -No, no lo haré.- respondí divertida.

Pasamos por fuera de un café, en la que unas manos se movieron en forma de saludo. Eran algunos de mis amigos, si es que así les podía decir, porque con muy poco me podía llevar así de bien, y estar cómoda. Les sonreí a modo de saludo, pero no me detuve.

Me preguntó a donde quería ir, y luego a donde iba antes de encontrarme. Me encogí de hombros, cada vez más -Iba al lugar donde alguien que me rescatara de la lluvia quisiera- respondí bromeando.

-Me gusta estar bajo la lluvia, no iba a ningún lado, pero ahora...- pensé la respuesta, pero estaba claro que sea cual sea, me gustaría que el estuviera incluída en ella -¿Te gustan los videojuegos?- pregunté, siendo lo primero que se me vino a la mente.

La respuesta que le dio le pareció muy ingeniosa.

-Entonces encontraste a alguien -dijo riendo y siguió el tono de broma. Lo que si le llamó la atención es que le dijera que no iba a ningún lado en específico. Miró hacía abajo porque, claro, ella era más bajita que él. En sí, la mayoría de las personas en Forks lo eran. Lo siguiente que vino fue una pregunta.

¿Los videojuegos? Si que le gustaban, de hecho se la pasaba retando a su hermano con ellos. Lo mejor era cuándo conseguían no emocionarse tanto y romperlos todos en el primer concurso.

-Claro, a todos les gustan -dijo. Por lo menos, los de su grupo se la pasaban hablando acerca de ellos. Miró alrededor, aparte del café, había un Internet donde además rentaban juegos. -¿Quieres probar? -Pensó que si lo había sugerido era porque se le daban bien, lo que no sabía es si jugaban a lo mismo.

Cruzaron la calle de una buena vez. La lluvia había disminuido un poco volviéndose un sirimiri. Siempre decían que eso empapaban más que una torrencial.

-Exacto, lo encontré y mi plan funcionó a la perfección.- le dije sonriendo alegremente. Mi compañro era alguien que tenía muy buen humor, y de seguro lo contagiaba. Además, era muy divertido y amable.

Emmett dijo que si le gustaban los videojuegos. Sonreí. Quizás podríamos hacer algo con eso. Y justamente eso fue lo que propuso cuando me preguntó si quería probar con un local que tenía intenet, y además rentaban juegos. Asentí enérgicamente, con una sonrisa radiante -Por supuesto...y el que pierda, le invita un chocolate caliente al otro, ¿si?- propuse alegre.

Cruzamos la calle, y noté como la fina lluvía ahor era más molesta, porque a pesar de dismunuír mucho, con el viento me pegaba en la cara y me estaba empapando nuevamente. Tomé del brazo a Emmett y comencé a caminar un opco más rápido -No quiero que te enfermes por culpa de una loca- comenté riendo.

Ella quiso hacer las cosas más emocionantes, y le añadió una apuesta al asunto. Emmett sonrió, como si un diablillo se tratara. Amaba apostar y Ángela acababa de dar en el blanco. Sonrió, de manera en que lo hacían los niños pequeños, era una felicidad más que genuina.

-Sería lo menos que pediría con este clima tan frío -dijo Emmett. -Y acepto el reto -dijo contento. Ya, sabía que no podía beberlo pero qué más daba, lo importante era el tiempo que pasaría al lado de ese chocolate que no bebería, no el chocolate que no bebería.

Muy bien, deja las metáforas, no son lo tuyo.

Le apretó un poco más el brazo para hacerlo caminar más rápido.

-Na, tomo mis vitaminas, así que yo no enfermaré -dijo riendo -además yo no era quién estaba bajo la lluvia -le recordó.

Entraron a la tienda del Internet. Había poca gente debido a la lluvia, y más allá de la computadora estaban unas pantallas de plasma, fue hacía el mostrador donde estaba el sujeto y detrás de él, las consolas de los videojuegos. Tomó un catalogo con los juegos que tenían.

-¿Cuál es tu estilo? -Preguntó. Tomó una caja que señalaba Halo 3.

Alcé las cejas en un gesto de diversión cuando noté una sonrisa muy particular en su rostro. Era de aquellas sonrisas típicas de niños pequeños, cuando de un juego o alguna travesura. Solté una risa mientras el decía que sería beno con el clima y que aceptaba el reto -Bien, no puedo perder estando algo relacionado con chocolate en la apuesta- comenté decidida, tratando de que apuráramos cada vez más el paso.

Él dijo que tomaba sus vitaminas y no se enfermaba por eso, además, que él no era quien estaba debajo de la lluvia. Solté una risa -¿Crees que ahora me sirva comerme una tira de vitaminas de colores?- pregunté riendo.

Entramos al local, y la calidez llegó de inmediato. Ahora si que notaba el frío que hacía afuera. Pasamos hasta el lugar donde estaban, y Emmett tomó un catálogo de los juegos. Me puse a su lado, en punta de pie para ver mejor debido a la diferencia de estatura de ambos.

-Me gustan todos, excepto los de deporte. Mejor practicarlos que jugarlos en la consola- comenté encogiéndome de hombros -Y como yo escogí el reto, creo que a ti te toca elegir el juego- dije sonriéndole.

-¿Estás hablando de vitaminas de colores o dulces de colores? Porque sin son los segundos, son más ricos pero... na, son mas ricas y punto -dijo con una sonrisa. No se la imaginaba metiéndose un bote lleno de vitaminas para no enfermarse. -Si te veo por el hospital con una pulmonía de muerte, sabré porque es.

Ángela se colocó a su lado de puntillas para ver que juegos tenía en las manos. Dijo que le gustaban todos excepto los de deporte.

-Esté no es deporte o por lo menos no puedes hacerlo en la vida real: Es de cacería -le dije. -Si te aburre lo cambiamos -quizás no le agradara tanto la temática. Se lo regresó al sujeto que les indicó que pantalla podían usar, les entregó los controles y fueron a sus asientos. La pantalla tardó un poco en prenderse y cargar el juego pero el sonido era bueno.

-Técnicamente tenemos que matarnos -le dijo. El juego inició y Emmett lo movió para elegir arsenal ilimitado, y el escenario. -¿Lista? -Le dijo. No se iba a ir sobre ella en cuanto iniciaran, aunque bien podría darle la sorpresa.

Solté una risa cuando comentó lo de las vitaminas y los dulces. Sonreí asintiendo y dándole la razón -Son mucho mejores- omenté sonriéndole, y fue cuando aquello que dijo sobre la pulmonía me hizo ponerme una mano en el corazón y mirarlo con solemnidad fingida -Yo señor Cullen, pasaría miles de pulmonías con tal de tener esos dulces conmigo.- aseguré guiñándole un ojo.

Volví a mi postura normal cuando eligió un juego, era de cacería. Me encongí de hombros -No hay problema, también puedo ser la más rápida del oeste- comenté alegremente. Nos indicaron sentarnos frente a la pantalla, y así lo hicimos.

Emmett eligió su arsenal de armas, y el escenario, mientras que yo me dediqué a elegir una arma que fuera eficaz y rápida, además de la típida heroína de juego, ¡era un chica que le gustaba user personajes de chica!. Segundos después ya todo estaba listo, y Emmett esperó hasta preguntarme si estaba lista. Le dediqué una sonrisa cálida.

-Siempre- respondí no sabiendo de donde había salido esa respuesta, pero por lo menos sonó bien. Manejé mi personaje del juego hasta refugiarse lo mejor posible para evitar perder, ¡quería chocolate caliente!.

¿Adicta a los dulces? Le pareció quizás muy apropiado para serlo. Tenía como esa aura infantil que denotaba un aire travieso por igual. Como una niña chiquita o mejor dicho, una chica con corazón de niña. Si algún día quisiera hacerla feliz entonces le bastaría con regalarle una bolsa de dulces.

No hubo problema con el juego que él, eligió.

Como personaje utilizó a uno de esos marine típico. Ya saben, hombres grandes, musculoso, de barba de candado, de esos que a él le costaría representar. La de ella era una de esas chicas llenas de armas, de esas que siempre se veían bien. Se giró cuando le sonrió y declaró que estaba lista.

-Siempre es una buena respuesta -declaró Emmett.

El juego dio inició y por la pantalla vio que el personaje de Ángela se ocultó, no fue a por ella. Tenía que dejarla acostumbrarse a utilizarlo bien porque quería que se divirtieran y no ser un vil gandalla que se aprovechaba de qué supiera usar el control. Movió los dedos con cuidado, temía romper los botones o la palanca si se emocionaba de más.

-Allá voy -dijo moviendo su personaje por encima de unas cajas. Colocó la mira y alcanzó a posicionar un poco del cuerpo del personaje de Ángela en la mira y le disparó.

"Siempre es una buena respuesta"

Sonreí mientras comenzaba a mover el personaje del juego para acostumbrarme a él -Suena muy bien, pero no tengo ni idea de donde salió- le comenté con una risa. Era cierto, pero simplemente salió; Comenzaba a pensar que tenía doble personalidad al estar tan cómoda con él y diciendo frases que no eran mías.

El personaje de Emmett pareció estar rondando la zona, mientras que el mío es escondía tras una columna de cajas y revisaba las municiones. Metralleta, daga personal, botiquín y granadas. No estaba para nada mal.

Emmett avisó que iría a buscarme y de un segundo a otro, su personaje saltó por encima de una de las cajas y mi querida "Jill" quedó a su merced -¡Cuidado con mi niña, eh!- exclamé divertida.

Disparó, y gracias a que me había avisado que iría por ella, logré mover los botones y la palanca hasta hacer que Jill rodara por el suelo y evitara que le llegara el disparo. Noté que había un espacio algo pequeño entre caja y caja, pero mi ella era muy menudita y seguro ahí caía.

Moví a Jill hasta él, arrastrándose como en el ejército, y decidí que una de las granadas era lo mejor. Saqué una, y se la lancé al personaje de Emmett. De pronto recordé algo y contuve la risa de sólo pensarlo -¿Y qué pasa si empatamos?- pregunté notando que ambos personajes estaban en ese pequeño lugar y la granada estallaba, ambos morían.